La llegada al mundo de un bebé es un momento intenso por necesidad para todos los que están implicados en él pero principalmente, para aquellos que lo viven en directo en el momento del nacimiento. Así pues, serán el dúo integrado por la madre y aquella persona que lo acompañe en el proceso –según situaciones será el padre u otra persona de relevancia para ella y por extensión para el bebé- y el bebé quiénes mayor descarga emocional y física experimenten.
Este momento cobra todavía más importancia para los bebés pues para ellos el nacimiento supone el inicio de su vida extrauterina, la “puesta en marcha” de muchas de sus herramientas biológicas tales como los pulmones, el olfato, etc. Debe adaptarse a un ritmo frenético a la nueva dimensión en la que se hallan y también crear vínculos de apego que permitan su supervivencia. Para todo ello, los bebés experimentan un período de máxima alerta tras el nacimiento que, según ha quedado demostrado científicamente, dura unas dos horas. Los estudios científicos concluyen que ése período es el momento de mayor capacidad de aprendizaje y memorización en la vida de un ser humano. De ello se deduce una gran oportunidad para aquellos que acogen al pequeño para transmitirle un mensaje positivo de acogida, un mensaje cargado de emotividad que le acompañará toda su vida y le ayudará a reforzar su autoestima y personalidad. También para los padres, esos primeros instantes bien aprovechados serán esenciales y les permitirá pasar de la paternidad a la parentalidad consciente despertando en ellos sus instintos más básicos de protección y crianza hacia el recién nacido facilitando que además de ser su hijo por una cuestión biológica lo sea por vínculo afectivo, creando un lazo muy potente que os ayudará a todos en vuestro desarrollo posterior.
Os ofrecemos a continuación unas cuestiones a tener en cuenta que quizás os sirvan para vivir este momento lo más intensamente posible:
– Piel con piel: Se trata de la técnica que recoge en gran parte lo que hemos comentado. Se basa en el contacto entre la madre -o el acompañante en casos especiales en que ésta no pueda- y el bebé sin ropajes ni telas de por medio, justo tras el momento del nacimiento. Asegurará que tengáis con vosotros al bebé en ese intenso período tras nacer y os permitirá tener un buen primer encuentro.
– Imaginar el momento del encuentro: Hablad con vuestra pareja o persona que os vaya a acompañar en el parto de este momento, tomaros unos minutos de relax para imaginar cómo será cuando lo veáis y no os dé vergüenza ensayar qué le diréis.
– Plan de parto: Preguntar a las matronas por ello ya que os orientarán a la perfección sobre cómo redactarlo. Así mismo encontraréis por internet numerosos ejemplos facilitados incluso por el Ministerio de Sanidad. Se trata de un documento en el que podréis recoger vuestras voluntades e intenciones de cara al parto sin vincularos obligatoriamente ni a vosotros ni al equipo médico. Os recomendamos que solicitéis que os permitan tener con vosotros el mayor tiempo posible al bebé tras su nacimiento (ya habrá tiempo para limpiarlo, pesarlo u otras cuestiones!) y si no puede ser con la madre por tratarse de un parto con anestesia, que sea con el padre o persona acompañante.
– Daros tiempo: según relatan algunos artículos científicos, hay madres que justo al ver a su bebé sufren un rechazo inicial. Puede pasaros y no tenéis por qué sentiros culpables pues son muchos los mecanismos psicológicos que pueden estar implícitos. Daros tiempo para tranquilizaros y poder encontrar vuestra mirada con la del ser al que habéis concebido.
Si os habéis quedado con ganas de más, os recomendamos la lectura de este artículo que resulta interesante, de fácil lectura y muy ilustrativo de todo lo que hemos comentado:
PILLIOT, M. (Agosto, 2005): “La mirada del recién nacido”
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